Nada más contradictorio que ser mujer... Mujer que piensa con el corazón,
actúa por la emoción y vence por el amor... Que vive un millón de emociones en un sólo día,
y transmite cada una de ellas con una sola mirada... Que vive buscando la perfección y
vive tratando de buscar disculpas
para los errores de aquellos a quienes ama... Que hospeda en el vientre otras almas, da a luz y
después queda ciega,
delante de la belleza de los hijos que engendró... Que da las alas y enseña a volar
pero no quiere ver partir los pájaros,
aún sabiendo que no le pertenecen... Que se arregla toda y perfuma la cama,
aunque su amor no perciba más esos detalles... Que como una hechicera transforma en luz y
sonrisa los dolores que siente en el alma,
sólo para que nadie lo note... Y aún tiene fuerzas, para dar consuelo
a quien se acerca a llorar sobre su hombro... Feliz del hombre que tan solo por un día sepa, entender el alma de la mujer...
viernes, noviembre 25, 2005
Mujer
domingo, noviembre 13, 2005
la flor
La flor no nace
La flor no nace para ser hermosa...
Nace para ser flor.
Su belleza requiere que quien la mire
tenga la capacidad para descubrirla.
Pueden pasar a su lado cientos... miles...
Algunos ni siquiera se percatarán de su existencia.
Otros no encontrarán en ella nada singular
que la haga resaltar del paisaje que la contiene.Habrá quienes pensarán solo es una flor más.
Aún tal vez aparezcan los que le dedicarán un par de miradas
atraídos por sus colores y seguirán su camino.
Pero en algún momento
aparecerá quien no la considere una flor más,
y tenga todo el tiempo necesario
para deleitarse observándola en cada milímetro,
descubra nuevas sensaciones
al acariciar suavemente sus pétalos,
y no siga de largo,
sino que decida que es una flor demasiado hermosa
para no conservarla.
se dejara cautivar por ella...
para amarla...
Y no le pedirá que cambie su color,
su forma, su aroma.
Ella nació flor. Ella nació así.
Así también nuestra vida puede ser como esa flor.
Tal vez pasen cientos o miles a nuestro lado
sin percatarse de nuestros valores, de nuestros sentimientos,
de nuestra propia existencia.
Hasta que alguien con la capacidad interior necesaria
nos descubrirá en medio del mundo.
Posará sus ojos y nos hará parte de su mundo
sin que para ello debamos cambiar
o mostrarnos en forma distinta...
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